Perverso duelo en verso

 entre un montañés y un vizcaíno

(¡y con fray Josepho de padrino!)

 

La noche del domingo 22 de enero de 2017 zumbaron balas poéticas en Twitter a propósito de la aprobación concedida por los egregios vates de Libertad Digital Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy a un poemilla de este su humilde servidor, igualmente publicado en Libertad Digital.

 

Dado su extremado interés para la historia de la literatura universal, quede este duelo aquí inmortalizado para pasmo y espasmo de las generaciones venideras.

 



 Jesús Laínz:

Ya que me dan los dos el aprobado,

envíoles por ello gracias mil.

Hablando de enviar, se me ha olvidado

a dónde ha de llegarles el pernil.

 

 


Fray Josepho:

¿Dónde llega el pernil? Es bien sencillo: 

a mí el pernil me llega hasta el tobillo.

 

 


Monsieur de Sans-Foy:

Bien con la cuaderna vía,

metro arcaico y venerando.

Cambie de estrofa otro día...

que le estamos esperando.

 

 


Un soneto, Sanfuá, si ha de ser bueno,

sobre todo si ha de ser atacante,

habrá de ser rotundo e insultante,

ruidoso y retumbante como un trueno.

 

De mala fe y sarcasmo bien relleno,

para frenar las burlas del mandante

habrá de dejar claro por delante

que va bien cargadito de veneno.

 

Aquél que de mi musa osó dudar,

tomando a este poeta por cateto,

ya puede comenzar a transpirar

 

pues, generoso, le devuelvo el reto

y antes de que acabemos de cenar

tendrá que responder con un soneto.

 

 


¡Pelea, pelea!

Voy a por palomitas.

 

 

 


Los cántabros solían ser discretos

y no despotricar con malas artes.

Solían obsequiarnos con bocartes,

en vez de encabronarnos con sonetos.

 

Adéntrese por estos vericuetos

alzando pretenciosos estandartes…

se rifa un coscorrón en cuatro partes,

y alguno tiene todos los boletos.

 

No venga a revolvernos la piscina:

disfrute de la atmósfera marina

y váyase a pescar al Sardinero.

 

No juste con quien sabe del oficio,

no sea que, sin mucho sacrificio,

le marque las estrofas en el cuero.

 

 


 ¿Envainármela yo, don Vascongado?

¿Envainármela yo, un santanderino?

Agárrese usted bien, don Vizcaíno,

mientras doy mi argumento por cerrado.

 

No hay tiempo para ser muy rebuscado

pudiendo hablar romano paladino:

un montañés a un primo de Sabino

ha de vencer en todo tiempo y lado.

 

Mi honor de poetastro despreciado

ante tan injurioso desatino

exige una respuesta terminante.

 

Así que doylo por comunicado:

si acepta nuestro fray ser el padrino,

en su euskalduna faz le poso el guante.

 

 


 En lo del padrinazgo soy profano:

¿habrá que levantarse muy temprano?

 

 

 


Malditos, ¡malditos! poetas noveles,

con ganas de justas y juegos florales,

que escriben sonetos asaz musicales

y tañen la cítara ansiando laureles.

 

 


De Sabino, declino el parentesco

y, en contra de los cántabros, esgrimo

que un Sota fue partícipe del timo

tan próspero, lucido y gigantesco.

 

Dejando el localismo pintoresco,

le quiero demostrar que no escatimo

las pullas y collejas cuando rimo…

mas soy de natural caballeresco.

 

Me abstengo de romper hostilidades 

con alguien de tan pocas facultades.

No quiero que me tachen de violento.

 

No truene la tronera de mis labios,

no siendo memorables los agravios,

colega… ni las pruebas de talento.

 

 


Disculpe, pero vasco fue Ramón,

si bien en Castro Urdiales fue nacido.

Y junto a Sir inglés, es bien sabido,

que fue un oportunista y un mamón.

 

Pero, volviendo a nuestra discusión,

observo que recula amedrentado

al darse cuenta del campo minado

en el que se adentró sin protección.

 

Recordaréis por siempre el día infausto

en que osasteis mediros con la pluma

cuya fertilidad tanto os abruma.

 

De rima y de concepto me rezuma

y es imposible que me quede exhausto

pues he vendido mi alma, como Fausto.

 

(No puedo terminar sin estrambote

este más que magnánimo soneto.

Buenas noches y éste no lo rebote:

le saco generoso de este aprieto).

 

 


Quizá no retroceda, pero siento

tener que señalarle que flojea.

Reprima tan furiosa verborrea,

y a ver si reverdece su talento.

 

 


Buenas noches, mesié, que ya está oscuro,

y menda es hombre honrado y cumplidor,

cristiano viejo y de linaje puro,

honrado, fiel y muy trabajador.

Quedo a los vuestros pies leal y seguro,

y márchome a la vera de mi amor.

 

 


Vaya, cántabro, a la vera

de quien suya se declara.

No prolongue más la espera,

no le espere con la vara.

 

 


Si es la vara de pegar

pienso correr sin parar.

Pero si es la de medir

más que airoso he de salir...

 

 


Vaya, cántabro, a la cama,

tras tan largo y duro día,

que el descanso le reclama

tras de tanta chulería.

 

 


Como ve, más que sobrao,

cual si fuera de Bilbao.

Y colorín colorao,

buenas noches, agur, ciao.

 

 


Silbidos, huevos, tomates

TELÓN