He aquí un inagotable suministro de ocurrencias en el uso cotidiano de la lengua española, sabrosos episodios de su historia, manipulaciones de los incansables separatistas, ridiculeces de políticos y otros pedantes… Y lo más grave: perversas ingenierías lingüísticas de quienes, en España y en todo el mundo, pretenden imponer su tiranía mediante la censura de palabras e ideas.

Y de postre, una sorprendente recopilación de esas meteduras de pata que cometemos todos los hispanohablantes, caudalosa fuente de despistes, genialidades y picardías promovidas desde hace siglos por el diablejo Titivillus.

Aunque los asuntos aquí tratados sean todo menos irrelevantes, La lengua retorcida es tan enemigo de la corrección política, tan irreverente con los dogmas de la modernidad, tan incisivo y tan divertido que el lector acabará llorando de risa. ¡Y tanto en prosa como en verso!

«Ya habrás comprendido, amigo lector, que te vas a embaular un libro destornillante. Así que ponte cómodo en tu butaca favorita y prepárate a disfrutar, que es gratis».

(Amando de Miguel)

Ya habrás comprendido, amigo lector, que te vas a embaular un libro destornillante. Quiero indicar que, de tanto reír, se te va a aflojar algún tornillo del cráneo.

Su costado festivo no le quita importancia teórica. En síntesis, La lengua retorcida es un libro de doctrina, en el correcto sentido del término.

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Amando de Miguel

Prólogo

Jesús Laínz también se atreve con el verso, y en algunos capítulos sus comentarios de los dislates lingüísticos los hace en endecasílabos o incluso en medievales cuadernas vías con unos alejandrinos perfectamente medidos y rimados. Una delicia.

No se lo van a pasar ustedes mal con este libro, desde luego que no. Y aunque algunos capítulos nos dejen un punto de desazón, la sonrisa (¡o la risa!) siempre va a prevalecer.

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Fray Josepho

Razón Española

La lengua retorcida recoge reflexiones sobre la lengua española, su manipulación, pisoteo y degeneración. Laínz reúne mesnadas de ejemplos de cómo el poder utiliza la lengua para encerrarnos en su marco ideológico con palabras cuyo significado cambian para que, aceptándolas, aceptemos también el veneno que los políticos inoculan en ellas.

Compre el libro y disfrute.

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Dolça Catalunya