Concesión a Jesús Laínz del Premio Vascófobo de la semana

Eusko Blog : Gazteleraz 

El Largo Camino a la Independencia, Justicia y Paz para Euskal Herria

 

Ya hacía mucho que no le concedíamos el honor a alguien de ser nombrado "Vascófobo de la Semana" pero apenas es lunes y un tal Jesús Laínz se lo ha ganado a pulso. 

 

Resulta apasionante como en pleno siglo XXI cuando con naturalidad se manejan conceptos como diversidad, inclusión, multiculturalidad e interculturalidad aún hay gente que sintiéndose amparados por el clima de violencia cultural provocada por el ultraespañolismo se atreven a atacar a un idioma que ha probado sabido resistir el impacto de coexistir con las lenguas de grandes imperios expansionistas, desde el latín hasta el inglés, sin olvidar claro al francés y al castellano, lenguaje este último que fue impuesto a sangre y fuego a gentes de América, África y Asia.

 

Para terminar, al buen Laínz le dedicamos la canción Famine de Sinead O'Connor donde queda claro lo que realmente sucedió con el gaélico durante los años de la brutal ocupación inglesa.

 

***

 

Respuesta del galardonado

 

Estimados señores, soy el vascófobo. Supongo que, dado el alto honor que me han concedido, tendré su página abierta para dialogar con ustedes sobre lo que de mí han escrito. En ello confío.

 

En primer lugar me sorprende que apelen a la diversidad y la multiculturalidad quienes, como ustedes, los nacionalistas vascos, aspiran precisamente a lo contrario, a imponer a una población mayoritariamente castellanohablante una lengua que sólo conoce una minoría y utiliza diariamente una minoría aún menor. No les vendría mal irse sacudiendo el polvoriento dogma decimonónico de que una lengua es igual a una nación. Y también sería hora de ir empezando a comprender que la lengua en la que escribió García de Salazar, Garibay, Larramendi, Unamuno, Baroja… y Sabino Arana es tan vasca como el eusquera, que Dios conserve muchos años a pesar de todo el odio que ustedes están sembrando contra ella mediante su imposición a unos ciudadanos a los que no les queda más remedio que pasar por el aro aunque después no lo vayan a usar nunca en su vida.

 

Dicen que yo ataco al eusquera. Está feo opinar sin saber: llevo publicados unos cuantos miles de páginas al respecto, y pronunciadas no pocas conferencias, por lo que les reto a que busquen en todo ello una sola sílaba de menosprecio u odio a tan valioso patrimonio cultural que, por el contrario, tanto desprecian los dirigentes nacionalistas que se lo imponen a los demás sin haberlo aprendido ellos. Por cierto, les veo a ustedes tan vascófobos como yo mismo, escribiendo esta página en la lengua de Franco.

 

Mencionan la imposición del castellano en el Imperio español y se olvidan de que en su descubrimiento, conquista y gobernación participaron en primera fila innumerables vascos. Sacúdanse por unos instantes la pereza y los tópicos e investiguen un poco sobre quiénes fueron el canciller de Ayala, Elcano, Urdaneta, Legazpi, Urbina, Zabala, Garay, Andagoya, Idiáquez, Lezo, Recalde, Oquendo y mil más. Aunque comprenderé que, si han salido ustedes de las aulas adoctrinadoras de la alianza PNV-ETA que ha gobernado el País Vasco durante tres décadas, jamás hayan oído hablar de ellos. También echan mano del igualmente falaz paralelismo irlandés para hacerse las víctimas. Si se hubieran pasado por la conferencia habrían podido comprobar que hablé del caso irlandés largo y tendido. Sobre todo porque es la antítesis exacta de lo ocurrido en el País Vasco. Incluso habríamos podido discutir sobre ello y sobre cualquier otro tema que hubiesen deseado, siempre que previamente perdieran ustedes el miedo al argumento. Aunque comprendo que no están ustedes acostumbrados al libre y civilizado intercambio de ideas. Siempre les ha resultado más cómodo el silencio impuesto por las pistolas del Terrorismo Nacionalista Vasco.

 

Finalmente, permítanme que les llame la atención sobre su presunción por partida doble. Dicen, sin conocerme ni a mí ni a mis opiniones, que soy un vascófobo. Pero permítanme asegurarles que yo conozco mucho mejor que ustedes lo que pasa por mi cabeza y mi corazón, y en ellos no hay ni una pizca de vascofobia sino de todo lo contrario. Y aquí encaja su segunda presunción: su fea insistencia en apropiarse del monopolio de lo vasco. Ustedes no son todos los vascos ni representan todo lo vasco. Más bien lo contrario: ya explicó su paisano Baroja que para un verdadero vasco el nacionalismo es una farsa. Si me hubiesen nombrado ustedes nacionalistófobo de la semana, nada hubiera tenido que objetar. Pero de vascófobo, créanme, ni pizca.

 

Ahora bien, habiendo recibido tan injusto título de sus manos, les ruego me informen de los méritos que he de acumular para recibir el título de vascófobo del año o, si es posible, de la década. ¿Tendría derecho a diploma?

 

Atentamente,

Jesús Laínz 

 

Eusko Blog: Gazteleraz, 9 de enero de 2012