Pompeyo Gener, uno de los más influyentes ideólogos del catalanismo de hace un siglo, proclamó la escasa capacidad intelectual de los castellanos, caracterizados, además, textualmente, por ser cortos de ideas, retrospectivos, chulos, encanallados, hermafroditas, políticos a la africana, fanáticos fetichistas y esbirros torturadores.
Sus correligionarios escribieron miles de páginas con palabras similares sobre la seriedad de los catalanes, monopolizadores del seny, y la congénita estupidez de la España castellana. Sin embargo, uno de los más inteligentes de todos ellos, Francesc Cambó, tuvo que reconocer en 1931 que
“es deplorable comprobar, desde el advenimiento de la República, la formidable superioridad de los castellanos, en materia de sentido político, en relación con los catalanes. Las jornadas grotescamente vergonzosas que vivió Barcelona señalan un caso de catetismo colectivo como pocos ha habido en la historia. ¡Y pensar que la inmensa mayoría de nuestros amigos se enternecían y entusiasmaban con las escenas carnavalescas de la República Catalana, que nos han merecido el menosprecio y la animadversión de la mayoría de los españoles no catalanes!”.
Otra destacada opinión fue la del insigne Josep Pla, que por la misma época deploraba la terminología política de ERC,
“llena de lugares comunes, del humanismo más insincero y tronado. Los políticos actuales hacen grandes gestos, se llevan cada dos minutos la mano al pecho, dan alaridos sentimentales y unos terribles aspavientos de bondad. Todos ponen los ojos en blanco, llevan el corazón en la mano y cantan turbios romances que hacen llorar. Toda la pornografía del exilio, el onanismo de los catalanes de América, los más abyectos estados de deshilachamiento sensorial, se han podido implantar en Cataluña de la manera más simple y natural”.
Un siglo después, el catalanismo sigue igual: histrionismo, palabrería, sentimentalismo, cursilería, antorchitas, himnitos, banderitas, cadenitas, desfilitos. Cualquier cosa menos dignidad, razones, argumentos y libre discusión.
El Diario Montañés, 17 de septiembre de 2013
(Ilustración: Sostencat, producto de Botigues Independentistes - http://botigues.grancataleg.cat)
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