Obcecados federalistas

Para impedir la secesión del PSC, que imposibilitaría el regreso socialista a la Moncloa durante muchos años, quizá décadas, el PSOE sigue intentando trasladar su fallida estructura federal a toda la nación.

 

Exnación, más bien, pues uno de los escollos todavía pendientes es la insistencia de los socialistas catalanes en conseguir la declaración constitucional de la categoría de nación para Cataluña. Vanos esfuerzos por ofrecer parches provisionales para quedarse en España a quienes han dejado bien claro que lo quieren es irse: varios portavoces nacionalistas, e incluso algún dirigente socialista catalán, no han tardado ni un día en menospreciar las propuestas de Ferraz por anacrónicas y superadas. Además, mal se resuelve un problema aplicando más dosis del mismo problema. ¿No ha quedado claro que cada paso dado para calmar a los separatistas, desde el Título VIII a los estatutos, sólo ha servido para estimularlos?

 

Si el proyecto socialista consistiese en debatir sobre si a la nación española le conviene organizarse en varios estados, como a la alemana o la estadounidense, podría ser tomado en serio. Pero lo que se estudia es el encaje organizativo de las naciones que componen el Estado español. Es decir, el enfoque opuesto a un proyecto federal.

 

Aunque esquizofrénico, el motivo de todo ello es que la izquierda española siente una profunda antipatía por la nación que aspira a gobernar. La clave la dio Trotsky hace casi un siglo:

 

“En la fase actual, a causa de las combinaciones presentes de las fuerzas de clase, el nacionalismo catalán es un factor revolucionario progresista. El nacionalismo español es un factor imperialista reaccionario. El comunista español que no comprenda esta distinción corre el riesgo de convertirse en un agente inconsciente de la burguesía española y de perderse para siempre para la causa de la revolución proletaria”.

 

Y ahí sigue el muy progresista socialismo español, impasible el ademán, encantado de continuar chapoteando en el putrefacto marxismo de hace un siglo.

 

El Diario Montañés, 16 de julio de 2013

 

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