Ante el envite separatista catalán, el socialismo español vuelve a demostrar ese trastorno de personalidad, único en las izquierdas europeas, consistente en sentir repugnacia por la nación a la que aspira a gobernar. Mientras que en la trinchera separatista los matices ideológicos quedan orillados ante el superior interés nacional, el PSOE demuestra de nuevo su horror a que le equiparen con otros partidos en la firme defensa de la nación española.
Por eso, y sobre todo para no perder en Cataluña el voto de la charnegada, vuelve el PSOE a intentar equilibrismos entre España y el separatismo. De ahí la repentina insistencia con el Estado federal. Pero, ¿un Estado Federal no es aquel cuyas competencias están repartidas entre un Estado central que se encarga de las tareas comunes y unas entidades regionales que se encargan de las relativas a su ámbito directo? ¿No es España ya un Estado federal?
Mientras que en los países racionales el federalismo es un criterio organizativo dirigido a la unión de entidades previamente separadas (excolonias inglesas, reinos alemanes, cantones suizos, etc.), los izquierdistas de nuestra irracional España lo conciben como otro paso hacia la centrifugación. Además, en el mundo hay muchos Estados federales más centralistas que nuestro Estado autonómico.
Precisamente un catalán, Josep Pla, advirtió en 1931 sobre la tontería federal de la izquierda española:
“No hay nada tan divertido como los federales españoles. Se llaman federales para dar a entender tan solo que son más radicales que los republicanos y los socialistas. En una palabra, están dispuestos a que todos sepan que son los más terribles en cada momento. Lo cierto es que, en España, cuando alguien ha salido algo tarambana, le basta y le sobra con llamarse a sí mismo federal para que lo tomen por lo que no es”.
El Diario Montañés, 7 de noviembre de 2012
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