Este año de los cuatro centenarios ha confirmado por cuadriplicado el augurio de don Marcelino de que el día en que España perdiese la conciencia de sí misma volvería el tiempo del cantonalismo, las tribus prerromanas y los reinos de taifas. Porque, efectivamente, el bicentenario de la Pepa, salvando la meritoria pero forzosamente minoritaria labor editorial y divulgativa de la Fundación Dos de Mayo, no ha ido mucho más allá de una representación callejera gaditana; el octavo centenario de la batalla de las Navas de Tolosa ha sido conscientemente ignorado tanto por el gobierno como por la Corona y ha quedado, a pesar de algunas admirables iniciativas privadas, en poco más que una celebración local en La Carolina; los únicos que han conmemorado el quinto centenario de la incorporación del reino de Navarra a Castilla han sido los sempiternos falsificadores de la historia para continuar sembrando el separatismo; y el centenario del fallecimiento del sabio montañés ha tenido eco casi solamente en su Cantabria natal, como si la importancia de la obra de Menéndez Pelayo no alcanzara más allá de los límites provinciales.
Bienvenida sea, por lo tanto, la iniciativa de tres notables plumas del panorama ensayístico actual que han aunado sus esfuerzos para ofrecer el muy divulgativo pero no por ello menos sólido volumen titulado Menéndez Pelayo, genio y figura (Ed. Encuentro) que se presentó en la Cátedra de la Biblioteca de don Marcelino el pasado jueves 18. Los tres autores mencionados son el palentino César Alonso de los Ríos, una de las más influyentes figuras del periodismo español de las últimas décadas; el sevillano Aquilino Duque, Premio Nacional de Literatura y prolífico poeta, novelista y ensayista; y el asturiano José Ignacio Gracia Noriega, igualmente periodista y escritor así como cronista oficial de Llanes.
En sus intervenciones, los autores expusieron sus diversos enfoques, debidos a sus respectivas trayectorias intelectuales y vitales, sobre la persona y la obra de Menéndez Pelayo. Enfoques naturalmente variados pero unificados por el objetivo común de reivindicar una obra inabarcable que ha sido menospreciada durante muchas décadas tanto por una izquierda mayoritariamente sectaria –recuérdese la tentativa estatuicida de Rosa Regás– que ha visto en el polígrafo santanderino la encarnación de la más perversa de las carcundias, como por una derecha analfabeta que ha rechazado una monumental aportación intelectual que ni siquiera se ha molestado en conocer. De ahí que, ante el silencio oficial, los autores hayan recordado que el valor excepcional de la aportación menendezpelayesca fue señalada tanto por representantes de la intelectualidad derechista y franquista como Sainz Rodríguez o Laín Entralgo como por figuras del otro lado del espectro político como el ministro republicano de Instrucción Pública Fernando de los Ríos, el socialista Luis Araquistáin o el insigne exiliado Américo Castro.
Ameno y divulgativo libro a la vez que original análisis de un hombre y una obra de transcendental importancia en la historia del pensamiento español que sigue sufriendo de excesiva veneración y escasa lectura.
Artículo inédito, octubre de 2012
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