La autonosuya cántabra

Ya que aumentan cada día las voces sacrílegas, como la del alcalde de Torrelavega, que se preguntan sobre la conveniencia de mantener la Comunidad Autónoma de Cantabria, quizá conviniese recordar brevemente cómo nació. Pues no respondió a una aspiración popular, sino a la ambición de unos pocos que supieron cabalgar la ola descentralizadora del momento. ¿Se necesita una confesión?: Revilla declaró en 1981 que “pasado el tiempo las tesis regionalistas parecen sencillas, pero en aquel momento (1976) era una idea que no tenía ni arraigo, ni fuerza y solamente compartida por unos pocos”.

 

En una conferencia leída en su nombre en el ateneo, el expresidente republicano en el exilio, Claudio Sánchez-Albornoz, advirtió entre las bombas fétidas de los regionalistas presentes contra quienes “transidos de ambiciones de fama y de medro, empujan a España hacia un torpe y extremo federalismo. Porque nunca hubiesen sido nada o hubiesen sido poca cosa en el gobierno o en el parlamento nacionales, quieren ser cabezas de ratón en unidades regionales; e incluso se atreven a fraccionar las creadas por la historia para hacerse la ilusión de una rectoría nunca alcanzada por otro camino”.

 

En su congreso provincial de 1980, AP reclamó la inclusión de Cantabria en Castilla. Y aunque los afiliados de UCD también eran mayoritariamente antiautonomistas, de arriba llegó la orden de apoyar la región uniprovincial para evitar que otros partidos se apuntaran a sus espaldas tan progresista mérito.

 

Dada la exigencia del art. 143 de la Constitución de que la iniciativa autonómica partiese de dos tercios de los municipios cuya población representase la mayoría del censo, la oposición del ayuntamiento santanderino obstaculizaba el proceso. Por eso se tuvo que convencer al reacio Juan Hormaechea con el argumento de que, creándose la comunidad autónoma, algún día él sería su presidente. El argumento funcionó y así nació esta comunidad autónoma, tan profundamente enraizada en la tradición, la historia y el inconsciente colectivo del milenario pueblo cántabro. 

 

El Diario Montañés, 8 de octubre de 2013

 

 

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